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La paradoja del Financiamiento Climático: aunque imprescindible, la movilización masiva de recursos aun está distante
12/11/2018 Hace 5 años

El lunes 10 de diciembre, al inicio de la segunda semana de sesiones de la Conferencia de las Partes en Katowice, mientras se producía gradualmente la transición desde la discusión eminentemente técnica de los textos, a la política, se llevó a cabo un encuentro ministerial de alto nivel sobre financiación climática.

El financiamiento climático es uno de los pilares de la arquitectura del Acuerdo de París y aunque hay numerosas opiniones sobre como llevarlo a la escala necesaria y crece solo lentamente la magnitud de los recursos que se proveen para la acción climática, no ha sido posible aun poner en vigor un sistema que de sustento financiero a las transformaciones que se han de desenvolver para la descarbonización profunda de la economía global. Mas difícil todavía parece ser encauzar los recursos que se estiman necesarios para la adaptación y reforzar la resiliencia.

Atender las necesidades financieras de los países en desarrollo, aunque éstas no hayan sido cuantificadas aun con un adecuado nivel de detalle, representa un componente clave del entramado institucional y regulatorio que hay que establecer para asegurar la viabilidad de la implementación de las contribuciones determinadas a nivel nacional de esos países.

Es preciso recordar, además, que el Acuerdo de París establece, como una de sus tres metas globales, una muy avanzada, al incluir entre esas metas el compromiso de «Situar los flujos financieros en un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero (Artículo 2.1c).”[1] Esta meta ha tenido menos repercusión en el andar de la negociación y es claro que sin alinear los niveles del financiamiento con las necesidades, las metas de adaptación y mitigación no podrán ser alcanzadas.

Para ir en pos de esa meta, tal como reconoce el Articulo 2.1c, es necesario poder identificar y ponderar todas las fuentes de financiamiento disponibles –sean publicas o privadas, nacionales o internacionales- y asegurar que la financiación esté dirigida a apoyar la transición hacia una economía global neutral en sus emisiones de gases de efecto invernadero y a unas sociedades resilientes al cambio climatico. También hace falta evitar que el sistema financiero internacional no contribuya mas bien a poner en riesgo el logro de esa meta, por ejemplo, al continuar financiando nuevos proyectos en el sector de los combustibles fósiles.

De modo que el tratamiento y la resolución de las cuestiones relativas al financiamiento configuran un aspecto esencial, tanto en la consolidación del proceso de construcción del régimen climático internacional, cuanto en lo que concierne a la efectiva materialización de acciones de mitigación y de adaptación, especialmente en los países en desarrollo.

Por ello, en este encuentro de alto nivel cuyo tema se enunciaba como “Traduciendo las Necesidades de Financiación Climática en Acción” se expusieron diversas ideas sobre lo que debiera hacerse para desencadenar un financiamiento masivo para la acción climática. El diálogo combinó una intercambio de ideas acerca de cómo impulsar los avances en la movilización del financiamiento y de las inversiones con la exposición de algunos de los esfuerzos ya realizados en esta materia.

En el encuentro Lord Nicholas Stern, en representación del Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment, expuso sobre “política y financiamiento para el crecimiento inclusivo” afirmando que en las próximas dos décadas la economía mundial se habrá de duplicar, al tiempo que las emisiones deberían reducirse en mas del 30%. Para lograr ambos resultados simultáneamente sugirió que las intervenciones en cinco sectores o ámbitos temáticos claves –energía, ciudades, alimentos, agua e industria- podrían contribuir a destrabar la búsqueda del desarrollo sostenible, a la vez que aportar a la creación de empleos e ingresos incrementales.

Por su parte, el Ministro para la Transición Ecológica e Inclusiva de France, Sr. Brune Poirson, hizo un llamado a la movilización masiva de financiación climática. Lograr esa movilización constituye ciertamente de un desafío gigantesco. En efecto, el IPCC ubica el stock global de capital financiero en US$ 386 billones. Esto exige reflexionar sobre las reformas que deberían introducirse para lograr que la aplicación de esta vasta suma de recursos sea consistente con senderos de evolución de bajas emisiones y resistentes al cambio climático. Una indicación respecto de las formas que deberían adoptar esas reformas fue entregada por el Sr. Rodolfo Lacy, de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, que destaco la necesidad de “resetear los sistemas financieros” y alinear sus objetivos con los del Acuerdo de Paris.

No parece ser esa una tarea sencilla, aunque se observan algunos avances promisorios en la manera en que evolucionan las regulaciones prudenciales internacionales que se aplican para los sistemas financieros, al menos en lo que concierne a la inclusión del riesgo climático en las instituciones financieras y la paulatina introducción de procedimientos para revelar el riesgo de carteras asociado al cambio climático.

Pese a ello, la mayor parte de los banqueros centrales aun siguen oponiéndose a los reclamos para que den apoyo al financiamiento sostenible, mediante la reducción de los requerimientos de capital para el financiamiento verde y, por contraste, que se penalicen los “activos marrones.”

La Ministro de Ambiente de Egipto, la Dra. Yasmine Fouad, a su turno, subrayó que hay tres prerrequisitos para traducir necesidades financieras en las estrategias climáticas nacionales: fuentes de fondos predecibles; unos instrumentos financieros que se puedan incorporar a los procedimientos crediticios tradicionales; y criterios para la elegibilidad de los proyectos que se vayan a financiar que sean claros y unívocos. Respecto a este ultimo punto, la Sra. Ministro de Ambiente de Uruguay, Eneida de León, destacó que debieran removerse las barreras para el acceso al financiamiento que los países en desarrollo enfrentan, entre ellas el rechazo de proyectos por razones políticas no asociadas con la naturaleza intrínseca de esos proyectos.

El encuentro ministerial permitió un intercambio de ideas interesantes, aunque la magnitud de los recursos disponibles sigue siendo claramente insuficiente.

Al mismo tiempo, el ámbito de la COP 24 es un espacio muy adecuado, dada su gran transcendencia mediática, para anunciar la creación de nuevas líneas de financiamiento o la ampliación de los fondos destinados a permitir la ejecución de distintos tipos de acciones climáticas o simplemente para difundir cual es el estado de situación de la financiación climática a escala global.

En este sentido, la semana pasada el órgano experto en finanzas de la Convención marco, el Comité Permanente sobre Financiamiento (SCF, por sus siglas en inglés), dio publicidad su tercer Evaluación Bienal de Financiamiento Climatico,[2] que da cuenta de los flujos financieros (climáticos) hasta el 2016, el ultimo anio para el que los países deben reportar a la Convención. El informe, cuyos resultados también fueron presentados en el encuentro ministerial, indica que se verifico un incremento del 17% en los flujos globales de fondos en 2015-2016, si se los compara con los de 2013-2014. Según el reporte, además, la financiación climática alcanzaba a US$ 67 mil millones en 2015-2016. No obstante, el Sr. Seyni Nafo, al hablar en el encuentro ministerial en representación del Comité Permanente sobre Financiamiento, hizo notar que el financiamiento climático todavía representa solo una pequeña porción del total de los flujos financieros globales.

A su vez, el Sr. Rémy Rioux, en representación del International Development Finance Club (IDFC, por sus siglas en inglés), informó que el financiamiento climático otorgado por los 24 miembros de ese grupo constituido por instituciones financieras de desarrollo, se ha duplicado desde 2015, y alcanza a unos US$ 200 mil millones por año.

Por contraste, un reciente documento de discusión del Ministerio de Finanzas del Gobierno de la India, sostiene que en materia de financiamiento climatico tres elementos son esenciales: alcance, escala y celeridad. Afirma, además, que es necesario establecer procedimientos mas confiables, precisos y verificables sobre el tamaño exacto de los flujos de financiamiento de los países desarrollados a los países en desarrollo. Finalmente, entre otras consideraciones agrega que los flujos del financiamiento publico internacional siguen siendo críticos para habilitar las acciones de adaptación y mitigación en los países en desarrollo. [3]


[1] Naciones Unidas (2015). Acuerdo de París, pág. 3.

[2] UNFCCC Standing Committee on Finance (2018). 2018 Biennial Assessment and Overview of Climate Finance Flows Technical Report.

[3] Climate Change Finance Unit, Department of Economic Affairs, Ministry of Finance, Government of India (2018). 3 Essential “S”s of Climate Finance – Scope, Scale and Speed: A Reflection. Discussion Paper. Secretary, Department of Economic Affairs. 28 November, 2018

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