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Bonos Verdes Soberanos: 4 razones para tomar nota en LAC
10/03/2019 Hace 4 años

Chile emitió el primer bono verde soberano del continente americano el 17 de junio y marcó un punto de inflexión para Latinoamérica. Con una colocación de USD 1,4 mil millones a una tasa de interés del 3,5% y denominada en dólares, el bono fue muy bien recibido por los inversores internacionales y fue pionero en varias formas. Más de 300 inversores expresaron interés por la transacción en una cartera de pedidos de casi USD 7 mil millones y con la tasa de interés más baja que Chile haya pagado. Una semana después, Chile emitió un tramo del bono denominado en euros, con un éxito similar en términos de exceso de demanda y tasas de interés históricamente bajas.

A pesar de una respuesta positiva del mercado, Chile se encuentra entre los pocos países que han emitido un bono verde soberano, un instrumento lanzado en el mercado hace menos de tres años, pero que no es muy común en el conjunto de herramientas de los funcionarios del Tesoro para el financiamiento del gasto público. En el BID, creemos que los bonos verdes soberanos podrían representar una oportunidad interesante para muchos países de la región para canalizar los mercados de capitales nacionales e internacionales hacia inversiones sostenibles, y la emisión exitosa del primer bono verde soberano de la región destaca muchos de sus beneficios.

1. Diversificación de la base de los inversores:

Una parte significativa de la demanda de los inversores de bonos verdes proviene de inversores institucionales dedicados (fondos de inversión responsables, fondos verdes) con sede en mercados como Europa y Estados Unidos, donde las tasas de interés todavía están en niveles históricamente bajos. De ello se deduce que dichos inversores están mirando con mayor interés a los nuevos emisores, especialmente en las economías emergentes y los mercados en desarrollo donde los rendimientos pueden ser significativamente más altos. Como en el caso de Chile, esto puede resultar en una emisión de bonos verdes soberanos que atrae a un número significativo de inversores internacionales que están invirtiendo por primera vez en el país, y que puede crear un exceso de demanda que reduce el interés que tiene el país oferta: una parte sustancial de la emisión fue comprada por inversores ecológicos dedicados (76% de la emisión EURO; 35% de la emisión en USD) con una gran prevalencia de inversores europeos y norteamericanos, donde los fondos ecológicos y responsables se están volviendo más relevantes año tras año.

2. Movilización directa de capitales de inversión hacia actividades verdes y sostenibles:

Cumplir con los compromisos climáticos internacionales para combatir eficazmente el cambio climático requiere que una parte importante del financiamiento se dirija hacia inversiones y actividades que mitiguen/reduzcan las emisiones de carbono o apoyen la adaptación a un clima cambiante. La emisión de bonos verdes soberanos permite a un gobierno aprovechar directamente los mercados de capitales para financiar dichos compromisos, vinculando las fuentes de financiamiento con medidas políticas específicas (proyectos, subsidios, incentivos fiscales). Además, el marco de transparencia y presentación de informes del bono verde garantiza la prioridad de dichas políticas en la asignación del presupuesto y garantiza de facto a los inversores que los fondos para tales actividades se garantizarán a medida que se desembolsen los ingresos del bono. En el caso de Chile, el bono verde es un instrumento central para el financiamiento del Plan de Acción Nacional 2017-2022 para el Cambio Climático, y financiará varias medidas contenidas en el Plan de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático para Servicios de Infraestructura, y la Estrategia Nacional de movilidad eléctrica.

3. Coordinación entre ministerios y transparencia en la gestión del gasto público:

El desarrollo de un marco de bonos verdes ayuda a fortalecer el diálogo entre los ministerios de finanzas y los ministerios de medio ambiente, asegurando que las políticas climáticas y ambientales tengan la financiación adecuada y que, por otro lado, logren sus objetivos y resultados. Al mismo tiempo, el proceso de estructuración de la cartera verde apoya un diálogo entre los ministerios sectoriales y las finanzas para identificar y priorizar los gastos, así como comprometerse a informar sobre su progreso e impactos.

4. Apoyar la creación de mercados de capital verde:

Que brinden a los inversores institucionales un alto volumen de valores, grado de inversión y valores verdes líquidos que tengan el potencial de estimular la creación de más vehículos de inversión verde. En América Latina, el interés por la inversión responsable y ecológica ha aumentado: los Principios para la Inversión Responsable (PRI) cuentan ahora con 70 signatarios, mientras que a nivel nacional, 57 inversores en México con activos de USD 214 mil millones firmaron en 2017 una declaración a favor de bonos verdes como una oportunidad de inversión; y este año en Chile, 10 de los mayores inversores del país y Bolsa de Santiago firmaron una declaración de compromiso hacia inversiones sostenibles y la integración de factores ambientales y climáticos en sus inversiones.

El BID apoyó a Chile en la emisión del primer bono verde y espera trabajar con otros países latinoamericanos para desarrollar aún más los mercados de capital sostenibles de la región. Con este fin, el Programa Regional de Bonos Verdes para América Latina y el Caribe recientemente lanzado, el BID apoya a los países interesados ​​(y posibles emisores del sector público) en la evaluación de esta oportunidad, la estructuración del paquete de bonos verdes y, cuando sea necesario, y el perfil financiero de los valores a través de instrumentos de transferencia de riesgo y mejora crediticia. La creciente demanda de activos sostenibles necesitará encontrar un suministro adecuado de oportunidades de inversión verde y sostenible y con ocho países de la región con un perfil crediticio de alta calidad y emisores regulares de bonos, los bonos verdes soberanos representan un potencial significativo sin explotar incluso a corto plazo, para desarrollar aún más los mercados de capital sostenibles de la región.

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